Caricias Perpetuas.

lunes, 11 de junio de 2007

Domingo en la Mañana.


Hoy desperté entre sus brazos, aquellos que me cobijan cuando tengo frío.
La luz era tenue, lo suficiente para ver que a mí lado se encontraba el hombre que me hace feliz.
Me levanté e intenté no despertarlo, mas mis intentos fueron inútiles.
Tiró de mi mano, y me llevó hacia él.
Removió aquel mechón rebelde que causó la curiosidad que permitió que estuviesemos juntos, y luego me miró.
"Quiero que seas el rostro que veo cada mañana al despertar".
No encontré palabras.
Creo que no fueron necesarias tampoco.
La luz tenue ahora ya no importaba, ni el ruido, ni el frío.
Estaba dentro de mi propio sueño, derribando la oscuridad y las barreras.
Besé su mentón, y le prometí que así sería.
"Eso espero", me respondió él, y nuevamente, no encontré palabras.

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